Sevilla es una ciudad que tiene mucho que ofrecer a sus visitantes: sol, calor, luz, alegría, cultura, historia, folklore y fiesta, todo bajo un cielo generalmente azul. Por eso una parte importante de la vida Sevillana se desenvuelve en la calle. Hay muchos bares, terrazas y restaurantes repartidos por toda Sevilla, sobre todo en el centro de la ciudad.
La capital de Sevilla provincia y de Andalucía destila alegría y bullicio en cada una de las calles y plazas que configuran su casco histórico.
Ya sólo pasear por el centro de Sevilla es un placer gracias a su arquitectura de edificios bajos, a excepción de la Giralda, el gran número de construcciones históricas y las estrechas calles que forman un especie de laberinto gigante.
La catedral de Sevilla se alza entre las casas del barrio de Santa Cruz. Fue construido en 1401 sobre la Mezquita Mayor de Sevilla del siglo XII. De esta herencia árabe todavía se conservan el antiguo alminar, hoy la famosa Giralda, y el Patio de los Naranjos.
Al lado de la Catedral de Sevilla, los Reales Alcázares también se asientan sobre una herencia árabe del siglo IX. Pedro I el Cruel (s. XIV) añadió la decoración mudéjar. La murallas del Alcázar encierran numerosas dependencias, elegantes salones, románticos patios y amplios jardines, con elementos árabes y renacentistas.
A la hora de disfrutar del ocio tanto de día como de noche, Sevilla tiene una amplia oferta de locales.
El barrio de Santa Cruz y la calle Argote de Molina son idóneos para tomar la primera copa por la tarde. La animación se extiende hacia la calle Betis, Plaza Alfalfa y la Alameda con una amplia oferta de terrazas, bares y discotecas. Para divertirse hasta altas horas de la madrugada son ideales también las zonas de las calles Marqués de Paradas, Julio César y Adriano, muy próximas a la antigua estación de Plaza de Armas. Si se visita la ciudad en verano, lo más aconsejable sería frecuentar las numerosas terrazas a lo largo del Río Guadalquivir.
Durante todo el año el Flamenco y el Toreo están presentes en Sevilla.